Abrantes AUDIO-RELATO

Me encanta viajar en metro. Cuando observo al resto de viajeras, tengo la sensación de que viajo veloz hacia el porvenir.

¿Cómo seré cuando sea mayor?

Me interesa tanto el futuro porque es el sitio donde voy a pasar el resto de mi vida. Me convertiré en el conjunto de todos mis síes y mis noes.

En la pared hay una señal pintada de rosa en la que un hombre lanza una flecha con el brazo; quizá intenta advertirme que puede haber personas con poderes insólitos en este vagón.

¡Ojalá fuera así!, pero no parecen superhombres ni supermujeres. Comparto espacio con una multitud gris que necesita tiempo, transfusiones de segundos con urgencia para recuperar el color en los fotogramas de sus rutinas.

Me da vergüenza ver como destacan mi cinta amarilla y mi camiseta de rayas sobre sus pigmentos de carbón y cenizas. 

Enfrente hay una papelera que también luce tres colores: rojo, blanco y azul. Tiene un mensaje escrito: «Es tuyo, cuídalo». Supongo que se referirá al futuro…

Una mujer susurra en mi oído sin llamar la atención:

—Toda esta gente fabrica los relojes, pero tú tienes el tiempo. Disfruta del pánico que produce tener toda la vida por delante.