La Peseta AUDIO-RELATO

«Atención, estación en curva».

—Venga, ¡no me jodas! Avisos de vida o muerte… Vuestras vidas tendrán un valor inestimable para vosotros. Puedo entenderlo, pero a mí me importan un carajo. Para mí no sois más que figuras recortables de papel que deambulan por este decorado subterráneo.

Os observo tirada en la vía. Esférica e inmutable. Los pasajeros más jóvenes no seréis capaces de reconocerme.

Soy una moneda sin valor alguno en la actualidad. Una peseta que encierra, en sus pequeñas dimensiones, la historia, la política, la religión, la economía, el arte y las cloacas inmundas del instante en el que fue acuñada.

Me parió una dictadura sanguinaria y quedé presa entre las manos de los triunfadores de la infamia.

¿La Transición? No sentí ninguna modificación en los que habían sido mis dueños. Llenando con mis hijas sus bolsillos, los vencedores se subieron al tren de una democracia debilitada que perdonaba sus crímenes.

Por fortuna, no fui protagonista del infierno neoliberal que os envuelve.

¿Qué todo es más caro?, ¿qué me echáis de menos? Han puesto mi nombre a esta estación de metro. ¿Existe acaso alguna que se llame euro? ¡Condenaos todos al infierno!