Las Musas  AUDIO-RELATO

—¡Shhh! ¡Guardad silencio! El artista acaba de llegar a nuestra estación y debemos permanecer ocultas.
Un día nos cansamos de formar parte del séquito de este artista malogrado, así como de inspirarle en sus creaciones a través de nuestro canto. Corrimos a escondernos bajo tierra y quedamos atrapadas en este andén inmundo.
Nuestro secuestrador quedó sumido entre la rabia y la frustración estéril de una página en blanco. Recurrió al alcohol, a los psicotrópicos o a la violencia para volver a atraparnos. Pero fue en vano…
—¡Qué la maldita inspiración te pille trabajando, bastardo! —susurramos entre risas—. Aspiramos a ser reconocidas por nuestras propias obras y malvivimos entre los acelerados viajeros con apariencia de mujeres reales.
—¡Aquí estáis, infames! —gritó el artista baldío al aspirar nuestra esencia —. Lucía un suéter de rayas y un rostro cansado, sembrado con una barba espesa.
—¡Aquí estamos y aquí seguiremos, querido! Las musas somos las artistas, y tú no fuiste más que un títere en nuestras manos. Dedica tu tiempo a sembrar un huerto porque tendrás algo valioso que ofrecer al mundo.
El exartista exprimió las escasas emociones estéticas que albergaba al derramar una lágrima, que quedó brillando en el andén como una linterna dentro de una cueva.